- Por aca, por favor - Le dije al taxista
El aire frio de la noche me golpeo en la cara al bajarme del auto. Mire mi objetivo: la casa del amigo de un amigo, que me invito a esta fiesta. Con paso decidido camine hacia la entrada, y pude escuchar la melodia de un merengue que sonaba a todo volumen. La casa estaba atestada de gente, solamente un espacio, donde me imagine habria de estar la sala en dias de oficina, estaba disponible para unos cuantos que bailaban.
- Hola, princesa - me dijo una voz al oido. Perdon, corrijo, no una voz, "esa" voz. Aqui y en cafarnaun hubiera reconocido esa melodiosa y varonil voz que me saludaba.
domingo, 28 de junio de 2009
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